Fuente de Piedra: observar aves en la capital europea de los flamencos
- 9 may
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Con las lagunas a rebosar de vida tras las lluvias, sentí que era el momento justo para cambiar de aires y perderme un rato por Málaga. Mi destino fue Fuente de Piedra, una enorme laguna de agua salada justo al otro lado del límite provincial, conocida por su impresionante colonia de flamencos y su rica avifauna. Los niveles elevados de agua prometían condiciones ideales para la reproducción de aves y excelentes oportunidades para observar aves: demasiado buenas para dejarlas pasar.

Llegué a la Laguna de Fuente de Piedra justo después del amanecer, cuando el aire todavía era fresco y la luz dorada del amanecer bañaba el paisaje en tonos cálidos. Mi primera parada fue el mirador de la Vicaría, una plataforma de madera que ofrece una vista ligeramente elevada de la laguna. Cuando la luz entraba desde el este, le daba a todo el lugar una atmósfera un poco surrealista y misteriosa.



Allí, observándolo todo, me impresionó de inmediato la magnitud de la laguna. Con 15 kilómetros cuadrados, es la más grande de toda Andalucía. Sus dimensiones son impresionantes: 6,8 kilómetros en su punto más largo y 2,5 kilómetros de ancho. A pesar de su tamaño, su profundidad es sorprendentemente baja, sin superar nunca un metro, ni siquiera en años húmedos como este.


Esta extensión de agua poco profunda desempeña un papel vital en el ciclo de vida de una de las especies de aves más emblemáticas de Europa: el flamenco común. Fuente de Piedra alberga la mayor colonia de cría de flamencos comunes de Europa, y hoy, la cantidad fue abrumadora. Dudo en calcular cuántos vi: entre 7.000 y 10.000. Es prácticamente imposible calcularlo con exactitud debido a las enormes distancias. La mayoría de las aves estaban tan lejos que parecían una nube rosada sobre el agua.

La profundidad y la salinidad de la laguna la convierten en un hábitat ideal para los flamencos en años húmedos, pero en temporadas más secas, el agua se evapora, transformando la laguna en una salina. Cuando esto sucede, los flamencos abandonan sus esfuerzos reproductivos y se marchan. Afortunadamente, las abundantes lluvias primaverales de este año han creado las condiciones perfectas para una exitosa temporada de reproducción.

Tras contemplar el paisaje desde el mirador de la Vicaría, continué explorando los alrededores del centro de visitantes. Cerca hay varias lagunas más pequeñas, repletas de aves. No solo había más flamencos —algunos mucho más cerca que los vistos antes—, sino también una variedad de especies de patos, como patos colorados y ánades frisos. Me alegró especialmente avistar dos especies amenazadas: la malvasía cabeciblanca y la cerceta pardilla. Estas últimas formaban parte de un programa de conservación: aves criadas en La Cañada de los Pájaros y liberadas aquí para reforzar la población silvestre. Es increíble ver cómo estas iniciativas están empezando a dar frutos.









Sacar fotos a los flamencos en una de las lagunas más pequeñas no fue tan fácil como parecía. El agua en evaporación creaba un brillo precioso alrededor de las aves, y pude acercarme bastante, pero al fondo se asomaba el pueblo de Fuente de Piedra. Al principio pensé que eso arruinaría las tomas, pero al final fue solo un detalle menor. Con algo de paciencia y encuadre cuidadoso, conseguí unas fotos que me dejaron bastante contento.


Los observatorios repartidos por el centro de visitantes se encuentran en excelentes condiciones y ofrecen magníficas oportunidades para la fotografía de aves. Entre semana, la zona está relativamente tranquila, aunque sigue habiendo un flujo constante de visitantes. Sin embargo, los fines de semana suele haber demasiada gente, algo que hay que tener en cuenta al planificar una visita.

La luz cambiaba rápidamente. Esa hora dorada de la mañana le daba a todo una sensación suave, casi mágica, perfecta para las fotos. Pero no duró mucho. Al salir el sol, la luz empezó a volverse más intensa, y alrededor de las 10 de la mañana ya era bastante fuerte y menos favorecedora. Más tarde, el cielo se nubló. Aun así, el paisaje era tan hermoso que fue fácil conseguir buenas fotos.



Aunque en teoría se puede rodear toda la laguna a pie, llevaría horas y no te acercarías mucho a las aves. Es más práctico ir en coche a algunos de los otros miradores que rodean la laguna. Cantarranas, al oeste, y Las Latas, al sur, ofrecen vistas distintas del agua, aunque, igual que la Vicaría, también están lejos de las aves. En el camino hacia uno de estos puntos, tuve la suerte de ver dos abejeros: una sorpresa inesperada que le dio al día un toque extra de emoción.




A pocos kilómetros al sur de la laguna principal se encuentra otro lugar que vale la pena visitar: la Laguna Dulce. Me detuve allí brevemente y fui recompensado con hermosas vistas desde el refugio de madera. Al igual que en los otros lugares, es mejor llevar un telescopio o un teleobjetivo con zoom para disfrutar al máximo de la experiencia. A través de mi teleobjetivo, pude observar una pareja de somormujos lavancos en un elegante ritual de cortejo.




La región de Fuente de Piedra es un sueño para los aficionados a la ornitología, especialmente en un año lluvioso como este. Con tantas lagunas interesantes repartidas por la zona, es fácil pasar un día entero explorando, yendo de un escondite a otro en busca de nuevas especies y mejores vistas. Cada parada revela una faceta diferente de este fascinante paisaje de humedales, y cada visita ofrece algo nuevo por descubrir.

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