Las marismas de Barbate, una joya para el otoño
- 5 oct
- 5 Min. de lectura
Si buscas un destino de observación de aves en la provincia de Cádiz que ofrezca una variedad increíble, fácil acceso para la fotografía y la oportunidad de presenciar impresionantes bandos de aves migratorias, no tienes que ir más lejos que el Parque Natural de la Breña y Marismas de Barbate. Esta zona costera única, una espectacular combinación de pinar, acantilados imponentes y marismas vivas, es una parada clave en la ruta migratoria, justo al lado del Estrecho de Gibraltar.


Recientemente pasé un tiempo explorando el corazón de este Parque Natural, centrándome en las bonitas Marismas de Barbate. El comienzo del otoño aquí es un sueño: días cálidos y soleados, perfectos para pasar largas jornadas en el campo sin el calor intenso del verano. En este artículo quiero compartir mi experiencia y algunos consejos para aprovechar al máximo una visita a este lugar imprescindible.

El Parque Natural: un punto de interés histórico y ecológico
El Parque Natural de la Breña y Marismas de Barbate es mucho más que un lugar para observar aves: es un auténtico tesoro ecológico con una historia fascinante. Situado entre los municipios de Barbate y Vejer de la Frontera, este espacio protegido fue declarado Parque Natural en 1989 y Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) en 2002.

Su ubicación estratégica lo convierte en una escala imprescindible para millones de aves que viajan entre Europa y África. El parque en sí es un mosaico de hábitats: los imponentes acantilados y el denso Pinar de la Breña, el activo sistema dunar y las amplias marismas llenas de vida donde el río Barbate se encuentra con el Atlántico.
Históricamente, esta franja costera ha sido de gran importancia: desde los fenicios, que utilizaban los corrales (recintos de piedra) para la pesca, hasta las torres vigía como la Torre del Tajo, que vigilaban la costa hace siglos. Las propias marismas han sido durante mucho tiempo una fuente de peces como los mújoles y las doradas.

Para los pajareros, la enorme variedad de hábitats que ofrece este lugar permite ver limícolas, gaviotas, rapaces y paseriformes en una zona relativamente pequeña.
Primera parada: Limícolas y gaviotas en El Cañillo
Mi primera parada fue la zona de fácil acceso y gran riqueza ornitológica conocida como El Cañillo. Es un sitio excepcional para observar aves y, para cualquier fotógrafo, un lugar bastante interesante. El sendero principal comienza cerca de un panel informativo y se extiende durante aproximadamente un kilómetro hasta un brazo del río Barbate. Este tramo relativamente corto basta para disfrutar de observaciones increíbles.
Es un lugar muy conocido, y vi a muchos otros pajareros, tanto locales como visitantes internacionales, lo que confirma su reputación como uno de los mejores puntos de observación. Estuve allí en diferentes momentos: bajo cielos despejados por la tarde y en soleadas mañanas; aunque al principio las sesiones matutinas ofrecían una visibilidad excelente, esta se redujo ligeramente más tarde por la reverberación del calor.

Disfruté mucho fotografiando una gran bandada de agujas colinegras que se alimentaban en las aguas someras. Al tumbarme en el suelo del sendero, pude conseguir tomas logré encuadres muy bajos, casi a ras del agua. Finalmente, todo el grupo levantó el vuelo, ejecutando un vertiginoso ballet sincronizado antes de volver a posarse. Ese despegue repentino me recordó la eficacia de la paciencia: en lugar de perseguir a las aves, descubrí que era mejor encontrar un punto, permanecer inmóvil y dejar que se acostumbraran a mi presencia —una estrategia que también funcionó muy bien más tarde con los flamencos comunes.





La abundancia de grandes aves zancudas resultaba impresionante. Observé decenas de flamencos comunes, una presencia habitual aquí, junto a una enorme concentración de más de un centenar de espátulas. Estas elegantes viajeras, claramente descansando y reponiendo fuerzas, subrayan la enorme importancia de estas marismas como escala migratoria clave antes de su salto final a África, al otro lado del Estrecho de Gibraltar.



Avanzando por el sendero llegué hasta el brazo del río Barbate. La orilla bullía de actividad con un nuevo elenco de protagonistas, principalmente garzas y limícolas. Entre ellas había garcetas comunes, garzas reales, archibebes comunes y chorlitejos chicos, por mencionar solo algunas.






Aquí es fácil conseguir primeros planos de garzas y garcetas, ideales para la fotografía.

Consejo para observar aves en El Cañillo: Puedes hacer un recorrido circular alrededor de las marismas, pero quedarte cerca de la zona inicial suele ofrecer la mejor variedad de especies y las mejores oportunidades fotográficas, sin necesidad de caminar grandes distancias. Presta atención a las señales y evita adentrarte en las zonas privadas de piscifactorías.

Segunda parada: Rapaces y fauna del río en las marismas del norte
A continuación me dirigí a otra zona, explorando el sector norte de la reserva: Marismas de Barbate Norte. Aunque esperaba encontrar más zonas de agua abierta en esta parte, junto al río Barbate, la variedad de especies hizo que el recorrido mereciera completamente la pena.



Caminar varios kilómetros junto al río puede parecer monótono, pero si haces el esfuerzo, te verás recompensado con fantásticas sorpresas a corta distancia. Me hizo muchísima ilusión ver un martín pescador volando bajo sobre el agua. Otros hallazgos destacados fueron unos combatientes, una pareja de charranes patinegros patrullando río arriba y un cormorán con una captura reciente. A medida que la marea fue subiendo, el nivel del agua en la marisma aumentó ligeramente, una señal mínima pero clara de que el flujo del río está conectado con el mar.









Además de las limícolas y las aves acuáticas, esta zona ofrece buenas oportunidades para observar rapaces. Las vi en jornadas soleadas y cálidas, aunque en una ocasión el día comenzó despejado y más tarde una niebla baja empezó a deslizarse sobre las marismas. Disfruté de unas vistas magníficas de una pareja de águilas pescadoras planeando sobre mí. En el aire y patrullando los bordes de la marisma también observé aguiluchos laguneros, una águila calzada volando a gran altura, un milano real y un cernícalo.

La observación más destacada se produjo durante un paseo junto al río Barbate. De repente, un sisón común pasó volando, y de forma instintiva levanté la cámara y tomé una ráfaga de fotos. Solo al revisar las imágenes en casa pude confirmar la identificación. Teniendo en cuenta lo poco frecuente que resulta esta especie aquí, y la inusual posibilidad de captarla en vuelo de tan cerca, fue una experiencia especialmente satisfactoria.
Consejo para observar aves en Barbate Norte: Como en otoño las marismas suelen tener menos agua, merece la pena volver en invierno, cuando están más llenas. Los senderos se encuentran en buen estado para caminar, pero recuerda que el acceso es exclusivamente a pie o en bicicleta. Aparca el coche y disfruta del tranquilo paseo hasta los distintos puntos de observación a lo largo del río.
Tercera parada: Los acantilados de la Torre del Tajo

Para cerrar mi visita a Barbate, recorrí el popular sendero que atraviesa el pinar y lleva hasta la antigua torre vigía de la Torre del Tajo, en lo alto de unos acantilados impresionantes. Este camino muestra una cara muy diferente del Parque Natural. Tuve la fortuna de fotografiar a un halcón peregrino posado en uno de los cortados.
📸👏🏻