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Una lucha contra el vértigo en Cerro Coros

Había leído que febrero era un buen mes para observar especies como el zorzal alirrojo, el mirlo capiblanco y el acentor alpino en las montañas de Grazalema, más concretamente cerca del Puerto de las Palomas. Decidí hacer una ruta por el Cerro Coros, donde ya se habían visto estas especies por estas fechas.



Cabra montés saltando sobre rocas escarpadas



Me recibió una cabra montesa que caminaba alegremente por el medio de la carretera, pero que pronto saltó hábilmente a las rocas más seguras. El mirador del Puerto de las Palomas estaba inaccesible debido a unas obras. Una lástima, porque había muchos buitres leonados volando relativamente cerca. Sin embargo, más tarde habría más oportunidades de fotografiarlos. Tan pronto como abrí la puerta del coche, me di cuenta de que había un fuerte viento muy frío. Eran solo las 11 de la mañana, así que esperaba que el sol brillara pronto a través de las nubes, pero las cosas solo empeoraron cuando comencé la subida. ¡Debería haber consultado la previsión del tiempo!




Camino que sube una colina
Puerta de entrada cerca del aparcamiento


En un vídeo que había visto el día anterior, alguien recomendaba la ruta para hacer en familia. Es cierto que la ruta no requiere una condición física excelente, pero no creo que llevar niños a este lugar sea una buena idea. Quizás sea mejor en días tranquilos con una suave brisa, pero durante los primeros cientos de metros de mi visita tuve que fijarme en el camino para no marearme o distraerme con la profundidad. El viento frío lo hizo aún más difícil.




Embalse de Zahara de la Sierra
Impresionantes vistas sobre el embalse de Zahara de la Sierra


Las vistas merecían la pena, pero no había ni rastro de aves, salvo decenas de buitres leonados que volaban en círculos sobre mi cabeza. En un lado de la montaña había un silencio de vez en cuando que me permitía oír algunos pájaros. Sin embargo, el único que pude identificar con certeza fue el mirlo. Y quizás una curruca cabecinegra.




Buitre leonado
Buitre leonado



Después de una caminata relativamente fácil de más de una hora, llegué a dos señales. Instintivamente seguí hacia la derecha, sabiendo que era hora de llegar a la cima de la montaña antes de regresar.




Señales a lo largo de un camino en las montañas
Las dos señales


Lo que siguió fue sin duda la parte más aterradora de la ruta. Aparte de algunas piedras sueltas, el camino está en buenas condiciones, pero subir por un acantilado escarpado con fuertes ráfagas de viento que intentaban derribarte cada cinco segundos lo convirtió en una experiencia escalofriante. Tuve que arrodillarme varias veces agarrándome a unas grandes rocas para no perder el equilibrio. A los buitres leonados no parecía importarles en absoluto mi precaria situación.




Buitre leonado


Dos buitres leonados
Acróbatas del cielo



Con mucho esfuerzo logré pasar esta parte peligrosa y llegué a un lugar donde había algo de refugio contra el viento. Fue allí donde finalmente pude ver otras aves. Vi varios acentores alpinos, a los que no parecía molestarles mucho la presencia humana.



Acentor alpino sobre una pequeña roca
Acentor alpino

Fue mi primer encuentro con esta hermosa ave, que reside en las montañas más altas.



Acentor alpino


Acentor alpino
Acentor alpino atrapando un gusano

Otras aves presentes en esta parte alta de la montaña fueron la alondra totovía y el colirrojo tizón.




Alondra totovía sobre una roca
Alondra totovía



Colirrojo tizón sobre una roca
Colirrojo tizón




Me encontraba a una altitud de 1.330 metros, en una de las montañas más altas de la provincia de Cádiz. Me acerqué a un borde rocoso en la cima y vislumbré rápidamente el valle que había debajo. Unas cuantas fotos de los buitres leonados que posaban voluntariamente y luego tomé la sabia decisión de iniciar el descenso hacia un lugar seguro.



Buitre leonado en vuelo visto desde atrás
Buitre leonado visto desde atrás

Escribano montesino
Escribano montesino


Buitre leonado



Cima de montaña cubierta de rocas
Cima de montaña de 1330 metros de altura



No hace falta decir que me alegré mucho cuando llegué al coche. Otra experiencia única y unas imágenes fantásticas fueron la recompensa. A lo largo de la sinuosa carretera cuesta abajo fui testigo de otro gran momento protagonizado por dos cabras montesas.




Dos cabras montesas peleándose



Dos cabras montesas peleándose



Dos cabras montesas peleándose


¡Hasta pronto, Sierra de Grazalema!

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