Como ahora estoy participando en el programa SACRE de SEO/Birdlife España, tuve que elegir una ruta para ir a contar aves durante la primavera dos veces al año. Opté por una ruta improvisada cerca de Estella del Marqués, en la provincia de Cádiz, España. Visité este lugar dos veces: la primera vez tuve problemas técnicos al usar la aplicación en mi móvil. Después de un tiempo perdí todos los pájaros que había introducido en la aplicación y me frustré tanto que decidí dejar de contar y simplemente disfruté de los pájaros que vi, tratando de tomar algunas buenas fotos escuchando el canto. En ambas ocasiones llegué muy temprano en la mañana, comencé mi ruta a las 8 en punto. En ambos días, me recibió un ruiseñor cantor. Un pájaro que escucho con frecuencia, pero que casi nunca veo.

¿En qué consiste exactamente el programa SACRE? Dos veces al año, los participantes recorren la misma ruta que ellos mismos eligen dentro de un área rectangular determinada. La ruta consta de ocho segmentos de quince minutos. Cada quince minutos anotan cuántos pájaros ven u oyen. Los números se pueden subir directamente mediante la aplicación o después en el sitio web de la SEO. Esto se hace para ver cómo van las especies de aves y proporciona información muy valiosa.
Puede resultar un poco agobiante si llevas prismáticos, un teléfono móvil, una libreta y un bolígrafo y, sobre todo, un objetivo superzoom pesado al mismo tiempo. ¡Pero es por una buena causa!
En esta ocasión, mi ruta comienza en un pequeño bosque y aquí es donde se escuchan muchos pájaros, pero normalmente no se ven. ¡Aquí hay muchos ruiseñores, verdecillos, verderones y jilgueros!


Tras dejar atrás la pequeña zona forestal, el resto del camino discurre por terrenos agrícolas con pequeñas colinas y mucha vegetación variada. También había mucha variedad en las especies de aves que observé.






Aunque visité este lugar a finales de primavera, cuando las temperaturas durante el día ya alcanzaban los 30 grados, me sorprendió la cantidad de aves que observé. Algunas incluso siguen reproduciéndose y tienen que buscar comida para sus crías.

El momento más destacado de mis visitas fue, sin duda, el encuentro con un mochuelo posado en una valla y que se alejó volando cuando me acerqué demasiado. Pero después de esperar pacientemente, regresó y me dio otra oportunidad de sacar algunas fotos estupendas.


No disfruté especialmente del paisaje de este lugar, pero la gran variedad de aves y, especialmente, el avistamiento del mochuelo hicieron que la visita valiera la pena. Ya estoy deseando volver en la primavera del año que viene para ver qué diferencias hay en el número de aves que conté.
Repartidas en mis dos visitas, estas son las 23 especies diferentes que observé:
Perdiz roja
Paloma torcaz
Vencejo común
Morito
Alcaudón común
Buitrón
Zarcero políglota
Curruca cabecinegra
Mirlo
Ruiseñor
Tarabilla
Pico de coral
Gorrión común
Verderón
Pardillo común
Jilguero
Verdecillo
Tórtola turca
Gaviata patiamarilla
Mochuelo
Mosquitero musical
Estornino negro
Golondrina
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