Amaneceres con redes: anillar aves en los campos de Huelva
- 6 may
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A principios de este mes, tuve la oportunidad de asistir a dos sesiones de anillamiento de aves en la provincia de Huelva, cerca del pequeño pueblo andaluz de Santa Olalla del Cala. Ese nombre ya despertaba curiosidad, pero fueron las aves las que hicieron de la experiencia algo memorable. Las sesiones fueron organizadas por anilladores expertos y apasionados, todos miembros de la SGHN (Sociedad Gaditana de Historia Natural), en colaboración con la Fundación Monte Mediterráneo.

Como suele pasar en el mundo del anillamiento, tocó madrugar. Había que llegar antes del amanecer para montar las redes de niebla y aprovechar ese primer momento del día, cuando las aves están más activas. La primera sesión fue una pasada en cuanto a variedad. Cayeron pinzones, jilgueros, estorninos negros y, para sorpresa de todos, ¡un trepador azul! Este último fue todo un premio inesperado, porque no es nada habitual que aparezca en sesiones como esta. Por supuesto, nos detuvimos un momento para admirar sus colores espectaculares —fue el centro de todas las miradas.














Unos días después hicimos una segunda sesión, esta vez con un objetivo mucho más claro: centrarnos en las golondrinas comunes. Queríamos observarlas en pleno pico de cría. La mayoría de las que capturamos eran adultas, entrando y saliendo sin parar de los nidos para dar de comer a sus polluelos. Para facilitar el trabajo, colocamos redes de niebla que cubrían toda la entrada de un establo. Gracias a eso, pudimos trabajar de forma fluida y sin molestar demasiado a las aves.








En total, anillamos unas cuarenta golondrinas comunes. Cada ave fue extraída con cuidado de las redes, medida y pesada rápidamente, y liberada lo antes posible para minimizar el estrés. Se tuvo especial cuidado con las hembras que mostraban signos de estar portando huevos. El anillamiento se realizó con admirable rapidez y atención, priorizando siempre el bienestar de las aves.


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